jueves, 21 de marzo de 2013

You don't belong here.

Se sentó, como tantas otras veces, en la silla de piel marrón, con su olor a recuerdos de cincuenta años, a infancia. Infancia con regusto amargo, con sentimientos encontrados y emociones grises. Siempre supo que nunca encajó con esa gente tan familiar, pero nunca lo había sentido como entonces. Allí, sentada en la silla marrón, viendo cómo todos bromeaban entre ellos, hablaban de temas ajenos y compartían gustos y aficiones. Se le humedecieron los ojos al percibir el esfuerzo que tenía que hacer para sonreír con ellos, para hacerse un hueco. Aceptaba no ser la favorita, ser la seria. Podía encajar las pegas y los machaques psicológicos. Incluso podía fingir comodidad, aunque se le rompiera el alma un millón de veces en el intento.

Ella quiere vivir su vida sin depender de nada ni de nadie, pero ahora entiende que es necesario pertenecer a algo, encajar sin esfuerzo. Aunque siga derrumbándose por no tener su sitio en su propia familia.



And my mouth is filled with blood from trying not to speak.

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