domingo, 2 de octubre de 2011

Dos de octubre, mil novecientos noventa y tres.

Hay que ver lo que son las casualidades. Cómo te vi por primera vez en ese autobús y nada más verte supe que tú eras el mejor de todos. Sólo necesité una noche para darme cuenta de que te deseaba hasta límites insospechados, hasta el punto de que me sorprendía a mí misma imaginándome contigo de la mano o soñando con que me besabas (en este caso cuando me despertaba me maldecía a mí misma). Necesitaba estar contigo. Existía como una especie de fuerza atrayente inmensamente poderosa en ti que hacía, o más bien me obligaba, a buscarte a todas horas con la mirada, a provocar "casuales" encuentros para mantener algún tipo de conversación contigo, a hablar de ti con los demás cuando hacíamos actividades por separado.. y al principio te veía tan esquivo.. pero menos mal que cabezota soy un rato, y tú pasaste a ser mi objetivo primordial; no podía dejar pasar el flechazo (más bien el arponazo, teniendo en cuenta la intensidad) que me hacía vulnerable a ti. Una vez me cogiste la mano y por poco no me salta el corazón del pecho.. ¡qué gracioso!

Me resultaste asombrosamente atractivo, y el día que por fin dejó de ser un sueño para convertirse en realidad (dulce y bendita realidad) me sentí el ser más feliz sobre la faz de la Tierra.. y es que demasiada (e increíble) casualidad estaba resultando todo: que tú me gustaras y yo a ti a la misma vez y con la misma intensidad.. típico que lo lees en algún libro o lo ves en alguna película y te ríes de lo falso que es. Aunque como bien se dice, muchas veces la realidad supera a la ficción.. esta vez la supera con creces.

Y aquí estamos, corazón, el día de tu dieciocho cumpleaños.. nada me podía hacer más feliz que pasarlo contigo, nada podía hacerme sentir más realizada.. tenerte siempre ahí incondicionalmente, compartiéndolo todo sea bueno o malo me hace sentir realmente viva.. y el que tú me confieses que lo mismo te pasa a ti me hace el triple de feliz.

Ya te lo he dicho otras veces, creo que esto es tan especial por el hecho de que seas mi mejor amigo. Eso sólo suma pros al hecho de que quiera pasar el resto de mi vida contigo, viéndote cumplir diecinueve, veinte, treinta, cuarenta, ochenta y siete años.. y todos los que vengan. Siendo uno de los pilares de tu vida y creciendo contigo.

Querría dedicarte alguna canción preciosa en un día tan importante como es hoy, aunque hay tantísimas canciones que fueron escritas para nosotros.. ésta es una canción de la que creo que nunca te he hablado y seguramente habrás escuchado, probablemente una de las canciones más preciosas jamás compuestas y una de mis favoritas de cuando tenía unos once o doce años..


Ahora, después de todo este tiempo (aunque siempre he estado convencida de lo que diré a continuación y siempre lo he afirmado), puedo decir que te amo más que a cualquier cosa del mundo. Gracias por estar siempre ahí, mi vida.. y ¡felicidades! Por todos nuestros futuros cumpleaños juntos 

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