Todo caduca con el tiempo. El amor también. La gasolina del coche, por ejemplo: si olvidas que se va a acabar te dejará tirado en medio del campo.
-Yo te voy a querer siempre, y si se acaba la gasolina me muero.
Laponia, ¿por qué no? El sol de medianoche estará esperándonos a nosotros. Pero no seremos como Otto y Ana, apreciamos más las casualidades. Será que nuestros nombres no son capicúas y no estuvimos destinados a tener suerte, pero mira por dónde somos más afortunados que nadie en el mundo.
Sí, Laponia, ¿por qué no?
Me encanta Laponia. Siento que voy a volver muchas, muchísimas veces en mi vida cada vez que veo esos lagos, renos, (mosquitos)... Creo que es un lugar al que todo mundo debería ir en algún momento.
ResponderEliminar[Nunca he tenido el corazón tan rojo]