La montaña, ¿recuerdas? La que siempre intentas escalar. Te has caído cientos de veces por sus escarpadas rocas, te has roto, cansado, abandonado, incluso has intentado huir de ella.. pero no puedes. Mires a donde mires siempre está ahí, desafiándote a que la subas. Y algo abstracto (aún no sabes qué), algo que te desagrada de la misma manera que el sabor de la sangre en la boca, se ríe de ti con una voz amarga y gutural, la misma voz que te hacía llorar de pequeña. Porque nunca conseguimos apartar del todo nuestro pasado, volvemos a nuestros orígenes.
Te volviste a quedar a las puertas, volviste a fracasar. Caíste de nuevo cuando pensabas que por fin habías llegado. Ilusa. Débil. Idiota.
Quisiste ser perfecta cuando no te lo merecías.
Quisiste ser cisne blanco y negro a la vez.
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