Escribo por el mero placer de que el mundo se siga llenando con mis palabras, para que explote poéticamente y lleguen mensajes a lugares remotos. Y después de esa explosión, al que le lleguen tantas palabras desencadenadas de sus sentidos, las hilará dándoles uno nuevo y distinto. Así es como se renuevan los libros de amor, de guerra, de pasiones o de tristeza.
Quiero que me reviente el arte.
Que viva la música que arranca lágrimas y manifiestos.
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