Ayer, gracias a una pequeña crisis de personalidad, la escuché intensamente. Y me acordé de ti. Y te eché de menos. Y me alegré de haberte conocido, de que me hubieras descubierto canciones y significados que ahora entiendo. Y vi la oveja de peluche irlandesa que me regalaste, y me acordé de mi monstruo del lago Ness y de una postal que compré hace un par de años en Weymouth para mandártela en algún cumpleaños.
Happy b-day Harry Potter, by the way.
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