Siempre fui animal de costumbres, de odiar con todas mis fuerzas los cambios, acostumbrarme a ellos y luego volver a odiar cambiar. Esa es mi vida, ese es el curso que siempre ha de seguir: felicidad, sufrimiento, felicidad, sufrimiento. La rueda infinita.
Pues estoy harta. Está lloviendo, hace frío y está oscuro ahí fuera. Ya empiezo a echar de menos y me queda aún una semana y media de caras nuevas, extraños que se convierten en geniales conocidos, insultos en italiano y locuras de bielorrusos, parodias del acento sevillano y risas, anécdotas, momentos de luz..
Encima cuando vuelva a esa ciudad que taaaaaaaanto me gusta no estarás allí para abrazarme y hacer que me sienta segura en tus brazos..
Qué asco.
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