Ha sido tanto.. tantas mezclas de emociones.. ser feliz por unos momentos y desdichada después.. no querer que acabe por una parte, estar deseándolo por otra.. aunque no, ni siquiera eso (casi un mes para volver a besarte.. ¿no podría dormir todo ese tiempo y entonces despertar a tu lado?).
Tres semanas intensas.. aparecer como el año anterior unos cuantos sevillanos medio locos que gritan mucho y dicen cosas sin sentido en un pueblecito inglés educado y normal. ¿Se acordará de nosotros Eric? ¿Rosa? ¿La loca de Carla? Estos alemanes..
La primera discoteca y Piercarlo bailando a lo pitufo en el centro.. esa sensación de que si no le metíamos un puñetazo no éramos felices.. y luego el baile pasó a ser legendario, luego lo echamos de menos muchísimo. En nuestra onda, vamos.
Irme sola a Lyme Regis y conocer a nuestros vascos.. hacer bromas respecto al acento del norte y del sur, reírnos de Andorra y sus normas mirlas, vernos todos los días en Debenhams y coger el bus juntos.. ¡el viaje a Portland sin tener ni zorra de dónde había que bajarse! Somos unos ídolos, chicos. Sabedlo.
Las dos semanas que siguieron haciéndonos cada vez más amigos.. se me hace un nudo en la garganta al pensar en ese preciado tiempo. Sois grandes, sois muy grandes.
Ir el último día de clase en pijama y saludar a todo el que entraba en el edificio.. y que entonces nos dijerais que íbais a ir al karaoke en pijama esa noche por nosotros.. lágrimas de emoción, sólo digo eso.
Y llegó la despedida.. despedida en pijama y llorando a moco tendido.. una despedida que espero no sea definitiva.
No sé qué más decir, no me gusta cómo lo estoy escribiendo; las palabras no pueden hacer nada contra los recuerdos. Simplemente quiero dejar constancia de todo lo que pasó, los mejores momentos tanto alegres como tristes, todo lo que fue Weymouth 2O11.
Gracias a todos, compañeros. Estas tres semanas han sido legendarias.
Hasta pronto.
Os quiero, en serio. Os quiero un montón.
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