Quién no le tiene miedo al paso de la vida, a los años que vuelan sin que nos demos cuenta. Cuántas veces habremos deseado que, como decía Holden Caulfield en El guardián entre el centeno, hubiera ciertas cosas y momentos que permanecieran guardados en vitrinas de cristal, inmutables al descarado tiempo.
Quizás sea tiempo de olvidar el tiempo.
Seamos nosotros por y para nuestros deseos de construir una vida donde nos encontremos bañados el uno en el otro. Nuestra vida, en definitiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario