jueves, 15 de septiembre de 2011

La magia existe.

En la vida hay ciertos detalles que a ojos de algunos parecen insignificantes (bien porque realmente lo sean, bien porque no exista un tiempo de reflexión hacia ellos) y que a mi ver son maravillosos.

Siempre he considerado la lectura como un placer, aunque, como todo, existen obras mejores que otras. Pero, ¿qué fantástico proceso nos lleva a seguir a personajes ficticios en sus respectivas historias y a echarlos de menos cuando acaba el libro? ¿Por qué puede acabar existiendo cierto apego emocional con seres irreales, objetos absolutamente creados por la imaginación de alguien?

Así fue como conocí a Ender, a Holden Caulfield, a Yandrak, Lunnaris y Kirtash, a Katniss Everdeen y Peeta Mellark, a Gregor Samsa, a Óscar Drai, a Edward Cullen (me niego a renegar de la saga.. la película podrá ser una basura, los libros son otra historia), a Wanderer, a Paloma y Renée, al Principito, a Stefano Mancini, a Cat y Angelo, a Bastián Baltasar Bux y Atreyu, a Momo, a Bruno y Shmuel.. y, por supuesto, a Harry Potter, Ron Weasley, Hermione Granger y todos los demás..

¿Por qué se llora leyendo un libro? ¿Por qué sentimos según lo que narra? Me gusta pensar que el motivo está en que somos un poco más humanos leyendo.. y en que realmente podemos sentir afecto hacia caracteres y personalidades sin una apariencia fija, todo ese rollo tipo Disney (no por ello menos cierto) de que la belleza está en el interior.


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