Noté el suave suelo de madera en las rodillas y luego en las palmas de mis manos, y al fin, apretado contra la piel de mi mejilla. Esperaba poder desmayarme, pero, para mi desgracia, no perdí la consciencia. Las oleadas de dolor, que apenas me habían rozado hasta ese momento, se alzaron y barrieron mi mente, hundiéndome con su fuerza.
Y no salí a la superficie.
OCTUBRE.
NOVIEMBRE.
DICIEMBRE.
ENERO.
El tiempo pasa aunque parezca imposible, incluso a pesar de que cada movimiento de la manecilla del reloj duela como el latido de la sangre al palpitar detrás de un cardenal. El tiempo transcurre de forma desigual, con saltos extraños y treguas insoportables, pero pasar, pasa. Incluso para mí.
Stephenie Meyer.
Necesito libros.
Necesito libros.
Necesito libros.
Necesito libros.
Necesito buenos libros.
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