lunes, 28 de marzo de 2011

260710

La clave, sin duda, está en que no somos parecidos en absoluto. En que me aportas y te aporto, en que somos piezas de un mismo puzzle, en que nos complementamos. Y eso es lo verdaderamente valioso, porque no tendría ninguna gracia esto si fuéramos iguales..

Porque yo te quiero, y tú me quieres.


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