-Es como una sensación horrible a la vez que embriagadora. A veces intento explicarlo y escribirlo, pero se me acaban escapando las palabras porque no consigo terminar de comprender mis propias ideas. Son como relámpagos, ¿entiendes? Supongo que como aquello que decía Bécquer, aquello de la inspiración.. Y cuando cojo el bolígrafo y abro el cuaderno, de repente ya no le veo el sentido inicial. Es que es.. como si algo importante me estuviera esperando. O mejor, como si quisiera que algo importante me estuviera esperando. Cambiar el sentido de la realidad.. para mejor, por supuesto. Pero entonces.. entonces, cuando ya la determinación, la emoción y a veces un poco el miedo llegan a mi mente, cuando tomo la decisión de que ese y no otro será mi futuro, me doy cuenta de que no soy más que otra que lo intentó.. que lo pensó una tarde lluviosa de bajas presiones mientras caminaba automáticamente hacia ningún lugar.. que al final no logró hacer nada, porque pensó que era especial, pero supo con certeza que muchos más se sentirían así, y entonces.. ¿cómo iba a ser especial en un mundo de especiales? No sé si lo entiendes.. no sé si me entiendo yo..
-Te entiendo.
-Permíteme que lo cuestione, ¿de acuerdo? No porque dude de tu capacidad de comprensión..
-Te entiendo.
-Es como si..
-Como si se quisiera escapar de uno mismo.
-¡Exacto! ¡Es esa sensación, sin duda alguna! Como si quisieras rechazar la realidad que tu propio cerebro te propone, los pensamientos, tus propios pensamientos que te hacen ver la verdad.
-Y entonces intentas desechar la idea inicial, la que te hizo sentir el corazón latiendo, la que le dio un sentido importante a tu vida. La que te hizo sentir especial.
La miró tristemente.
-Sí.
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