No entiendo qué tenías que tanto me gustaba. En mi favor, diré que al principio parecías de esos tíos sensibles, adorables, diferentes. O eso me hiciste creer. Que no cumplías con mi mala visión del sexo masculino en adolescentes, que eras guay. Y me equivocaba, luego pude ver hasta qué punto.
En fin, me engañaste como a otras tantas. ¿Cuántas canciones me dedicaste? Ahora no puedo soportar escucharlas.
Pero bueno, el 'amor' se convirtió en decepción, la decepción en frialdad, la frialdad en indiferencia. En resumidas cuentas: ni me vas ni me vienes.
La historia acabó como era de esperar: tú un perfecto cabrón, y yo una perfecta estúpida que se quedó con la moraleja.
Siempre suele pasarnos esas cosas, más que todo a las chicas que no vamos por el mundo buscando pasar un rato, o "intentar" algo. Sino, a aquellas que de verdad buscan algo para toda su vida. Yo me enamoré y también me quedé con la moraleja. ^^
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