jueves, 17 de marzo de 2011

Untitled.

Los amigos son como las gafas: te hacen parecer inteligente pero se rayan enseguida, y no veas si cansan...
Afortunadamente, a veces uno encuentra gafas que molan.


El infierno son los otros. Ideales y deseos que chocan contra los ajenos, que crean conflicto y molestia. El desagrado por no llevar la razón, por no salirte con la tuya.


Aunque puede ser que, por alguna misteriosa y extraña coincidencia, entre todo ese infierno haya un cachito de cielo. Un pellizco, un pequeño trozo que encuentras por casualidad un día cualquiera por razones absolutamente corrientes. Un saludo, un sonido, una mirada franca o una sonrisa de comprensión, quién sabe. El caso es que entonces te encuentras en una situación completamente nueva en la que te desenvuelves con una facilidad abrumadora. Y te encanta. Sientes la armonía circulando entre tu ser y el de otra persona, los gustos comunes, las ideas claras. El decir "dónde estuviste tanto tiempo". Sentirte afortunado.


Yo tengo gafas que molan.



2 comentarios:

  1. Para mi eres unas gafas que molan mucho =)

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  2. Si es que pelirroja tenías que ser :) Para mí tú perteneces a mi colección de gafas carsatis!!! :D

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